El hombre que camina,
Deja atrás mucho menos de lo que imagina,
El hombre que va gritando,
Delirando con la hora en que llegue su amada,
El hombre que le escucha,
Siente ganas de correr, escapar para hallar paz,
Pero ninguno hace lo que desea,
Ninguno encuentra su armonía,
A todos los amarran cadenas,
Las cadenas del pensar y el que dirán.
Dentro del mundo de lo extraño,
Las barreras desaparecen,
Los muros no existen,
Lo verde arropa con magia
Y lo que es bello a todos hechiza.
Una voz delicada me acaricia,
Mientras hablo con un árbol, mi hermano,
Todo el mundo anda por las calles vacías,
Todo el mundo pero nadie hace estorbo,
El equilibrio perfecto está en medio del caos,
La paz del silencio de un mundo sin carros,
Ni aviones, ni armas, donde todos siguen luchando,
Pero no luchan con armas por su vida,
Luchan con ideas por sus sueños,
Mueren de amor en las aceras,
Y destruyen, todos destruyen,
Cuanto gris en el mundo se vea,
Y el sufrimiento existe, sí,
Pero se le entrega a la madre tierra
Y los problemas no faltan, no,
Pero se habla y no se llega a la guerra.
Y permíteme seguir soñando,
Viviendo en mi cabeza ésta utopía,
Que lucharé por ella
Y si estoy loco, pues que sabrosa ésta locura.
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