Y la soledad pasa volando,
El tiempo deja atrás su paso,
Lento y majestuoso a la vez,
Aquel que nunca se detiene
Pero nunca parece del mismo modo andar.
Y pasan volando segundos enfermos,
Lamentos eternos en el teatro del sueño,
La superficialidad de lo efímero, la curiosidad
De lo eterno de un abrazo que se tiene que soltar,
De lo cercano de un beso que nunca se dará.
Lo extraño y lo normal van danzando
Dejando huellas en el viento,
Dejando amor en el pensamiento,
Viviendo en el cielo de lo eterno
Y hablando con notas,
Que van saliendo de algún piano sincero.
Y vuelvo el tiempo más nunca el reloj,
Y pienso en el pasado más nunca en ti,
Y cada vez que lo hago me tropiezo,
Me lleno de alegría efímera auto-estropeada,
Y se llena el ambiente de ruido de radio
Y una vez más y otra primera vez,
De música mal sintonizada. Y de amor.
Y de miedo. Y de oscuridad. Y de silencio
Y de todo al mismo tiempo y fuera de compás.
Y todo suena, pero la soledad sigue volando,
Dejando huellas imborrables en la memoria
De cualquier ser que maltrecho intenta naufragar
En el único lugar donde nadie nunca lo encontrará.
En medio de un corazón hecho a base de algodón.
jueves, 22 de septiembre de 2011
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