Nosotros/los
alcanzados por el rayo/los
como niños/los
impracticos/los
expuestos/los
aparecidos como géisers/
nosotros/los
impúdicos enviados e tinieblas/
nosotros/los
como yo/
dejamos el tendal
somos barbaros por demás peligrosos.
Sabemos entender las palabras
armarlas/desarmarlas/jugar con sus pudendas
-algunas veces las hacemos sangrar-
y por entre sus ruinas o el polvo de sus ruinas
rastremos incómodas verdades
que la gente barrió bajo la lfombra para no verlas
nunca.
Sabemos cómo abrir corazones
y no cómo cerrarlos/mostramos
hasta sin darnos cuenta
desolladuras/ansias/fantasis
que los demás ni sabían que tenían.
Y ellos despues tampoco saben qué hacer con ellas,
cómo andar por ahí tripas afuera: no están acostumbrados y les duele.
Por eso nos apedrean cuando nos ven
nos echan de sus casas
o nos dícen que sí con la cabeza y por la espalda
nos acusan de ingenuos
malvivientes
alcoholicos
amotivos de pedo
tiro al aire
drogrados
locos lindos
vividores
portadores ilícitos de orgasmos
mostrencos
suicidas en potencia
perdedores.
Y no falta quien dice
que la nuestra
es la forma más honda de lo humano/pero
para leerla en briografías
no para compartirla/entonces
también nos apedrean
nos echan de sus casas
o nos dicen que sí con la cabeza
y por detrás etcétera.
Puede ser que alguien llega
-una mujer, digamos-
se nos trepa un ratito
se despeina divierte con el viento en la cara
(siempre nos acompañan vientos huracanados)
se siente viva andando en carne viva/
juega con nuestra lava/pero como eso quema
y puede causar llagas tal vez irreversibles/
o demaciadas veces
debe meter la mano en la cantera/
más temprano que tarde alcanza un pico de cordura
y se va
a buscar cosas que aprenden desde niñas/
a buscar quien las cuide en la forma apropiada
en que según se dice-deben cuidarse las mujeres:
como si fueran rosas tenues de invernadero
o algún maltés enano juquetón y travieso.
Ya no tiene importancia el hervor de la sangre.
Ya no importa el Nirvana.
No importan los bostezos
si es el hombre quien paga la cena.
Somos pobres y no sabemos
cómo mierda cuidar nuestro dinero
ni para què cuidarlo.
Y tampoco cuidamos el ajeno.
Andamos a los saltos
cazando la comida de mañana o incluso de esta noche
perdidos en metaforas
tumbando hipocresias
abolidos de edades
hurgando el infinito
nadando en las paciones
zarandeando el pasado o el futuro
llorando con un otro si otro llora
bebiendo con un otro si otro bebe
cantando con un otro si otro canta
exhibiendole al hombre sus miserias
y aportando las nuestras.
Eso es inestable
pone nervioso al mundo
le desordena el orden arduamente ordenado.
Y por eso nosotros/los
alcanzados por el rayo/los
como niños/los
impracticos/los
expuestos/los
aparecidos como gèisers/
nosotros/
los que tambien soñamos de la cintura para abajo/
nosotros/
los libertinos enviados de tinieblas/
nosotros/los
como yo/
dejamos el tendal
somos sujetos
altamente salvajes.
Y por eso platón pueso en palabras
aquello que los otros esconden tras sus ojos:
a los poetas
hay que llevarlos lejos
meterlos en jaulas
y olvidarse que existen.
Carlos Patiño
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario