Sus venenos ya corrieron,
Dejando sus cadáveres en el suelo,
En medio de sus lágrimas,
Lo más preciado entregaron.
Ahogados en su tierra,
Ahogados en el agua,
Solo en el más allá se oyen
Los gritos de dolor
Ahogados en el agua,
Solo en el más allá se oyen
Los gritos de dolor
Victimas de su condición,
No permitieron su perdición.
Que mi sangre se arrodille,
Ante la muerte primero,
Que su majestad encadene
Lo que la muerte ya no devuelve,
Y si mis cadenas no puedo romper,
Las de mi hijo no crearé.
O mujer, digna negra y esclava,
Entregaste a tus hijos a la oscura melodía,
Para así liberarlos de la luz de tus días,
O mujer, digna negra y esclava,
Tantos hijos que se te fueron,
La esclavitud nunca es vida.
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