Tu silueta esta aquí, luz en medio de la oscuridad,
Nunca la he visto, o mi mente no lo quiere recordar,
Me miras y tu rostro es extrañamente familiar,
Tus ojos oscuros solo pueden anunciar mi final.
Tu llanto fuerte en las montañas se escucha,
Por caminos de las planicies eternas retumba,
En todo el mundo tu voz se oye desde el más allá,
Custodias los más grandes secretos de la humanidad.
No miro a tus ojos, no lo puedo soportar,
Lo único que intento es tu grito callar,
Tu llanto reclama por hijos de tiempo atrás,
Vestida de blanco solo me quieres matar.
Tu grito opaca el mío lleno de horror,
Tus ojos me atraviesan; soy algodón,
Me siento mareado y escucho tu voz,
Me susurras muy fuerte: vete de aquí ladrón.
Leyenda viviente,
Grito ardiente,
Dama de blanco,
Supuesto espanto.
Tus labios se acercan,
Mis sentidos se alteran,
Tus ropas quiero desgarrar,
El miedo da paso a la locura,
Se acaba lo malo de tu mirar.
Desapareces de pronto,
Y extraño tus manos,
Solo queda en mis brazos
La tétrica frialdad
De un esqueleto sin paz,
Con su boca abierta,
Que no quiero recordar.
Leyenda viviente,
Grito ardiente,
Dama de blanco,
Supuesto espanto.
La enfermedad del oro, está en tu mirar,
Me he vuelto loco por la riqueza probar,
Guardianes monstruosos cuidan este lugar,
¿Será que te atreves a entrar al Dorado,
Soportar la avaricia y no tomar nada robado?
viernes, 24 de junio de 2011
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario