Y de nuevo esos ojos se encontraron con los míos,
Y tengo que ser reiterativo, sus ojos con los míos
Pues los míos nunca eran capaces de mirarlos.
Aquellos ojos envueltos entre sabanas oscuras,
Aquellos ojos que parecían tener boca
Que parecían tener respiración propia,
Que no parecían una parte sino el todo
Que parecía que escucharan a mi corazón,
Que parecían ver más allá de mi cuerpo.
Aquellos ojos que me ponían a temblar como un niño,
Que me obligaban a mentirme como un adulto,
Pero que a la vez me impedían ocultar la verdad,
Eran tierra, de la más concreta, y aire, del más etéreo,
Te hacían ir tan lejos como nadie jamás podría imaginar,
Te hacían desear estar en otro mundo, en otro lugar,
Y a la vez te recordaban lo más amargo de la vida,
Te recordaban que el infierno puede existir en la tierra,
-Te recordaban que existe en ella- Y sobre todo,
Me recordaban que nunca aquellos ojos podría abrazar.
Es el final del contacto con la ventana de entrada a tu alma,
Es el final de mis sueños de amor utópico junto a ti,
Es el final del delirio de la locura que desea tenerte,
Tenerte aún cuando eres una ilusión, realidad inexistente,
Producto de combinación de mil modelos distintos,
Productos de divagaciones y sueños de los más podridos.
Es el final del delirio de la locura que desea tenerte,
Aunque estés muerta, muerta y nunca viviste.
lunes, 20 de junio de 2011
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