Intentando pasar el tiempo,
Distrayéndose para no pensar,
Para no permitir voces en su interior,
Contemplando algún detalle vano,
Esperando que el tiempo traiga lo que espera,
Que desde el viento llegue un mensaje,
Algo distinto a aquel inmenso vacío,
Le han enseñado a volar velozmente,
A ser un guerrero sensible e invencible,
Que aunque cae de rodillas no muere,
Pues siempre está dispuesto a volverse a levantar,
Siente ser aquella ave que el sol alcanza,
Que vuela sobre las alturas con clara visión.
Una guerra de frio y calor,
Estalla en su interior,
Sus pensamientos se liberan,
Trayendo un mar de recuerdos
Que vuelan por el tiempo,
Confundiéndose y mezclándose,
Un fuego amable se presenta,
Pero sabe bien que es un fantasma,
De un pasado que ya no es,
Soñar se hace complicado
Y el calor deja a su paso frio,
Los ruidos ensordecedores
No son más que ficción,
Solo pertenecen a su imaginación,
Su rostro profería una súplica constante,
Su espada caía al piso, mientras el dolor…
Aquel extraño sentimiento ganaba la batalla,
Las palabras salían expedidas de alguna imagen,
Volando al son de alguna canción familiar,
De esas que aunque pase el tiempo no se olvidan…
Pero seguía quieto, pensando en volverse a distraer
Para no dar vuelo a sus pensamientos,
Que ya se habían adueñado de él,
Y habían tomado vuelo…
Tanto puede ocurrir en silencio,
Tanto puede pasar sin ningún movimiento,
El aroma de su piel que vuelve recurrente,
La esperanza por escuchar su voz,
En algo que trascienda un recuerdo,
Y la decepción por ser, una vez más,
Víctima de su propio corazón,
Entonces siente el vacio,
Un vértigo profundo,
Su fuerza interior le dice que respire,
Que se tranquilice, pero el vacio…
Aquel frío que deja algo que acaba de abandonarte…
Se hace cada vez más y más fuerte.
Entonces una lágrima resbaló por su rostro,
Siendo la testigo de un trato que se rompió.
sábado, 11 de diciembre de 2010
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