Resta poco por decir, en este extraño sillón de terciopelo...
Una silueta oscura que flota frente a mi,
Ya no importa que tan lógico puede ser,
Solo mis labios podrían pronunciar la palabra madre...
Acompañada, claro, de la palabra muerte... Madre Muerte, a tus brazos voy.
A los brazos de una oscuridad etérea voy,
Cual niño aprendiendo a caminar,
En un extremo la Madre de la vida,
En el medio la Madre tierra, que piso,
Y en frente, me dirijo con algo de miedo,
A ti, Madre Muerte...
Al final todos somos iguales,
Todos tenemos estas tres hermosas madres,
Cada una majestuosa a su mágica manera.
Y mientras pienso esto,
Veo un oscuro y profundo precipicio,
Me dejo caer... La silueta negra frente a mi,
Hay luz, soy vacio por un segundo y ahora...
Vuelvo al principio, a descansar en tus brazos.
jueves, 7 de octubre de 2010
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