Mi mensaje lo lleva el viento,
Mira en lo alto, es un huracán negro,
El ojo despiadado te persigue sin miedo,
Y demuestra la injusticia donde crece lo que avaricias.
Intentarás pararlo,
Buscarás detenerlo,
Pero tu turno ya ha pasado
Y es mi momento en este juego.
Ríndete,
Ante el poder de un pueblo.
Cállate,
Hablan los gritos del que estaba olvidado.
Mírales,
En sus rostros cuantos siglos, mil penas han vivido.
La pesadilla que has esculpido con tu olvido,
A la puerta de tu hogar ha llegado,
Tu imperio de placeres tiene una visita,
Sus trompetas anuncian que llegó la invasión
Y en nuestras catapultas está nuestra munición:
Pequeñas dosis de nuestro dolor.
El espejo que ocultaste y buscaste destruir,
Hoy se cristaliza y se une alzándose frente a ti,
No lo habías notado,
El peor orgullo,
Lo tiene quien muere
Por demostrar su supuesta humildad.
Tu peor castigo ha sido la soledad,
El dolor que te producen el dinero y el poder.
Nuestro regalo es compartir,
La punta de nuestras flechas
Te las ofrendamos a ti,
Tu peor error ha sido despojarnos de todo y robarlo
Sin saber que quien nada tiene nada teme perder
Y sin temor el humano vuela alto
Ya la muerte no lo puede detener.
Ríndete,
La historia ha dado un vuelco
Cállate,
Tu tumba hoy es de metal
Mírales,
Son todos los que con tu avaricia has despojado.
Llorarás,
Pero de nada servirá
Gritaras,
Pero ahora tú no tienes derecho a hablar
Morirás,
Intentando abrazar esa madre que nunca quisiste amar.
La justicia divina tiene un medio
Para hacerse realidad,
No seas ingenuo, la Iglesia no será,
Es el puño de los que el tormento no aguantan más.
Tú,
Hijo del que en esta tierra el dolor liberó
Tú,
Poderoso mentiroso, en tu trono te has mantenido
Con mentiras, artimañas
Despídete ya pues ha llegado tu final.
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