Encadenando la mitad de su esencia,
El lobo atado con su sonrisa de pena,
Sus ojos sarcásticos mirando de soslayo
Despreciando todo lo que sonara civilizado.
La sinceridad de un hombre
Que no vive en estas reglas,
Que no se ata con cadenas
Que no son más que mentiras eternas.
Sin ningún consuelo vaga por el mundo,
El cielo de nuevo es un infierno
Y el dolor de lo mundano
No le deja sonreír sin sufrir al momento.
Las mentiras, apariencias,
Superficial que no piensan,
Los bailes de lo no pensado
Y la embriaguez de lo espontaneo.
Todo aquello encadenado,
A los hombres cegando
Una nueva guerra se acerca
Y todos siguen ignorando.
La música del espíritu
Olvidada por unos simples ritmos,
Lo que te haga pensar,
Desechado en el tiempo pasado.
Un hombre solo camina,
En la noche un lobo estepario,
Un hombre solo camina,
La oscuridad su única amiga.
Rasgando las prendas, olvidando su ser,
Rompiendo las mentiras que a si mismo ha vendido,
El sonido del trueno, la embriaguez de lo bello
El lobo ha muerto y la sonrisa en su rostro se ve.
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