Al fin y al cabo todos nos refugiamos en algo,
Todos tenemos un escape, así sea disimulado,
El escapismo es normal en el cotidiano,
La cobardía siempre se apodera de nuestro camino,
-No hables, es mejor que calles- Mejor ni pienso,
No confrontas, siempre quieres esquivar,
Cómo dominar el fuego si en él no has danzado,
Como mirar el cielo si por él tus alas nunca han surcado,
El camino es de rosas, pero no olvides sus espinas,
Es el único viaje del que nunca volverás,
Al menos no igual, es el único viaje que con tu vida terminará.
Muchos se refugian en sus máscaras de poder,
Otros tantos le huyen a su ser ahogándolo al beber,
Otros le nublan la visión, poniendo en frente un televisor,
Muchos tantos, aparentan escapar, por una noche olvidan su dolor,
Luego carcomidos vuelven al vacio en toda su extensión,
No lo niegues, tú también escapas,
Escapas de la soledad en medio de la multitud,
Las ansias te delatan, no soportas verte solo,
Tienes miedo, cada poro de tu ser lo hace saber.
Los tonos rojos y el sueño que te harán perder,
Los ojos flameantes, una sonrisa, un atardecer,
El fuego, el cielo, una rosa, te pierdes y creces,
A la soledad le huyes rodeado de simples voces.
La altura hace vertiginosa la caída,
El suelo parase vencido a tus pies,
Pero en realidad es el peor enemigo,
Lánzale al viento todo tu miedo,
Ruega para que solo temas de temer,
Así no te petrificaras, viéndote escapar,
A cada segundo, incluso en lo esencial,
Cierra los ojos y sueña, descansa en el suelo,
Cierra los ojos y entrega, tanto dolor…
De nuevo escapando,
Saca tu espada y enfrenta
Lo que en el fondo te mortifica.
Es el único modo de vencer,
Es el único modo de vivir,
Es el único modo de renacer:
Morir.
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