lunes, 22 de febrero de 2010

Ilusiones de conciencia

Iba Corriendo,
Huyendo, - pero mas que de lo que había atrás,
De lo que venia adelante-
Por la profunda penumbra,
Alrededor, oscuros corredores,
Corría tan rápido como podían sus ideas,
Atrás el mundo se construía,
Pero adelante, allí parecía desplomarse
Aunque iba avanzando a gran velocidad,
No quería acercarse a lo que vendría,
Huía de eso, nunca de lo de atrás,
Nunca de lo que ya estaba hecho.

Atrás estaban los secretos,
Esos que marcarían su futura destrucción,
Secretos que él muy bien conocía,
Mascaras que había portado,
Tanto por dentro como por fuera
Un par de lentes, a través de los cuales, algún día,
Había observado pero en los cuales ya nadie creía.

Los sucesos más atroces,
No suelen ocurrir todos en un mismo día,
El miedo y la acción, nunca suelen mezclarse,
Pero en esta ocasión, el día era lenta agonía
Y tal vez por eso corría, por eso huía,
Para intentar anticipar su futuro, para adelantar el tiempo,
Sabía que se acercaba al final inminente,
A la caída de sus mentiras, pero con ellas también caería
Todo lo que llevaba cuesta arriba,
El peso de conciencia se iría, al igual que su mundo,
Aún así era imposible huir del miedo
Parecía imposible estar tranquilo,
Tranquilo cuando parece inminente que todo su mundo se venia al piso,
Y que con su mundo él se desplomaría… paso por paso,
Tal vez correr no sirviese de nada, pero era mejor que permanecer allí, tan quieto,
Tal vez correr no haga nada más fácil,
Tal vez correr no tenga razón alguna,
Pero cuando tiembla la tierra,
Prefieres huir, que buscar quietud,
Prefieres moverte más, aunque todo se este tambaleando,
Prefieres, a veces, tumbarte al piso aunque todo se este desplomando,
Esto ocurre cuando el miedo de ti se apodera,
Haces de tu dolor: tu cárcel, tu tumba y cómo no: tu propio remedio.

Allí iba, corriendo el miedo, en aquella noche oscura,
Allí iba el miedo, llevando a un hombre vendado, sin guía ni compañía
El hombre corría confundido,
Aterrado sin gritar, temeroso sin pensar,
Creyendo tanto en lo que cree que no veía su propia realidad.

Pero de repente, y como siempre solía ocurrir al final,
Un ángel se poso sobre él,
Un águila se apodero de su ser,
Un jaguar fiero y un dragón inmenso
Un fénix…

De pronto todo lo vio muy claro,
Si caía, se levantaría, renacería, si, lo conseguiría
Correr no era solución, no había enemigo ni por que temer,
Él solo iba corriendo por los corredores de su propia mente,
Aquella que le decía que su mundo era real,
Soberbia producto de mentira
¿Su mundo? Nunca había existido nada así,
Nunca había tenido a nadie, Nunca había existido tal cosa,
Por eso el miedo se fue, por que su mundo no se podría derrumbar:
La soledad perpetua es lo único que siempre, siempre perdurara…

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