UN hombre se acerco de manera sigilosa a preguntarme cosas extrañas que no le pude entender, en la oscuridad de la noche su simple presencia me estremeció, me encontraba en una calle misteriosamente vacía, no importa para donde iba ni de donde venia, cuando sentí que el ambiente se tornaba mas frio, no sentí miedo, el miedo es un sentimiento que ya no siento, que voló lejos, pero si me estremecí, era un frio que me penetraba hasta los huesos, era una presencia ligeramente conocida, pero a la vez misteriosa e incluso ridícula. El simple hecho de pensar que un hombre a varios metros de distancia me produjera lo que me estaba produciendo era algo que desafiaba la lógica convencional, pero mi lógica nunca ha sido convencional, tal vez por eso mismo este escribiendo esto.
Me encontraba vestido como me recuerda el último espejo en el que me observe desnudo, cabello negro y largo algo crespo en las puntas, nariz pequeña pero sumamente notoria, facciones marcadas, aquellas que tenia puestas para intimidar a quienes se me acercaban, también para lograr una imagen concordante con mi escudo, de piedra, labios pequeños dibujando una media sonrisa que parecía perderse entre la seriedad de toda mi expresión, cejas normalmente pobladas y mi arma mas fatal, aquella que cargaba prácticamente de nacimiento, una prenda que creo que jamás me quitare, unos ojos color azul eléctrico, que inspiraban miles de sentimientos, traían el poder del fuego y de la luz, pero a su vez, una tiniebla cegadora, electrificarte pero aterradora. Esta imagen solo se podría guardar en un espejo, una persona normal o relativamente normal jamás la recordaría, a excepción de mis ojos, solo mis ojos, aquella prenda hermosa que generaba comentarios a mí alrededor era lo único que alguien podría recordar.
Cuando sentí aquella presencia sutilmente familiar, enteramente desconocida probablemente aterrorizante, seguí caminando como si nada estuviese sucediendo, al fin y al cabo la noche me debía temer a mi y no yo a ella. Pronto, demasiado pronto como para que lo notara o lo esperara el hombre ya estaba a mi lado, clave mis ojos en su cuerpo, observando cada detalle que se podía observar de su vestido, pero no recuerdo nada en particular, aquel hombre no traía puesto un vestido como el de todos los demás y no era tampoco un disfraz bien manejado, bien planchado y alistado como el que utilizan muchas mujeres, no, era algo diferente a lo que estaba acostumbrado a ver, incluso mi propio vestido se sintió ridículo, estorboso, estaba sintiendo muchas cosas al mismo tiempo y estaba ya acostumbrado a no sentir, aunque tantos sentimientos me estaban sorprendiendo, los supe disimular, vivir tanto tiempo sobre un vestido siempre ayuda en situaciones extremas a mantener la calma, el hombre se encontraba ya demasiado cerca a mi y abrió su boca para decir algunas palabras, pensé en matarlo, pensé en salir corriendo de ese lugar, pensé en tomarlo por los brazos, inmovilizarlo y obligarlo a ver mis ojos, obligarlo a que su mirada se estrellara con la mía, pero era escurridizo, sus ojos eran incluso mas perturbantes que los míos.
Entonces entendí que ocurría, me estaba hablando alguien que estaba desnudo, tan poca importancia le daba a su vestido que se le había olvidado su propia existencia, tal vez ningún espejo recordara como iba vestido aquel hombre, tal vez ni siquiera una cuchara vieja, ni un cuerpo de agua, tal vez tampoco la luna, pero alguien si recordaba perfectamente que estaba mostrando a la luz, en aquellos ojos podía encontrar la puerta directa a ese ser…
Me empezó a hablar o eso supuse yo, por el movimiento de sus labios, de su mandíbula por el sonido que no producían sus palabras, yo lo mire algo asustado mientras sentía como miles de remolinos en mi interior se empezaban a generar, me empecé a sentir algo inseguro de lo que había logrado crear como visión para el exterior, entonces hice algo que hacia mucho, no recuerdo hace cuanto no hacia: Recordé. Era como si el tiempo se devolviera, me encontraba yo mismo pero como un ser diferente a quien era en esos momentos, pensando y removiéndome en un mar de sentimientos difíciles de interpretar, recordar como sentía y como pensaba antes hizo que poco a poco se desmoronara una coraza bien construida que había a mi alrededor, como una hoja de papel frente a una espada samurái.
Me encontraba en una calle oscura, que al parecer estaba vacía, estaba sintiendo y pensando en lo hermoso que era todo aquello, le tenia un poco de miedo a la noche, la luz me hacia falta a veces, aunque la estaba disfrutando, “la disfrutaría mas si estuviera en un bosque” pensé, entonces empecé a buscar uno en aquella inmensa fría y horrenda ciudad, verla tan vacía era algo extraño, pero entonces me di cuenta que no estaba solo, sentí una presencia fría, mas fría que la noche que había a mi alrededor, me estremecí pero me llene de valentía, podía sentir pero no iba a permitir que ninguna presencia helada me derribara mis sueños y mi modo de vida, no iba a tener miedo de sentir. Llego una ventisca tan fuerte que hizo sacudir mi cabello, era corto y esa sensación fue extraña, iba vestido con unos jeans y una chaqueta que me abrigaba bien, vestido de un modo cómodo, como si me vistiera solo por cumplir una regla social que no entendía perfectamente y no salir desnudo por las calles.
En ese momento su mirada resbaladiza cedió y lo mire a los ojos con un odio profundo por haber generado en mis tantas impresiones, tantas sensaciones por hacerme recordad quien era y para donde quería ir, por hacerme ver quien no era, ahora yo quería ver el quien era….
VI a un hombre con un aspecto bastante extraño, de el emanaba aquella fría presencia, sin saber que hacia y mucho menos por que, me le acerque rápidamente, al parecer mi presencia lo incomodo y me intento observar, yo no le vi sus ojos por que un sombrero cubría su rostro, al parecer aquel hombre no tenia mucha consciencia que lo que llevaba puesto lo entorpecía en todo sentido, aunque lo hiciera ver intimidante misterioso y elegante, me seguía pareciendo algo ridículo utilizar tantas cosas solo para cubrirse, las palabras salieron de mi boca sin medirse, sin que yo las esperara siquiera “Se ve ridículo con ese disfraz”, “Usted al parecer esta olvidando en verdad quien fue” “¿En verdad quiere ser quien hoy es?” “creo que yo a usted lo conozco.
Sus ojos se clavaron en los míos, o mis ojos en los suyos la verdad no lo sabría decir, solo recuerdo ver un par, solo un par de ojos azules, azules eléctricos que me hacían recordar, recordar el pasado pero recordar el futuro al mismo tiempo, uniéndose en una fantasía nocturna en una fría ciudad a la que yo no pertenecía, el hombre era yo, el otro hombre era yo, tal vez un disfraz de lo que soy.
miércoles, 29 de julio de 2009
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