domingo, 19 de abril de 2009

Matanza Silenciosa

Un pequeño cuento de mi autoria xD:


Matanza Silenciosa

El llanto profundo de un árbol, se escucha como un lamento perpetuo en el bosque, desde el cielo Chía intenta consolarle, le busca entre la espesura y se acerca delicadamente para sanarle sus heridas, encuentra en su corazón un miedo tan profundo que en ella se siembra el terror, un sentimiento tan desconocido en la Naturaleza… un sentimiento que solo podía traer un recuerdo, solo podía tener un nombre: El Hombre.


Almas perdidas caían en la batalla, sin poderse defender, intentaban gritar, suplicar que se detuviera esa matanza, los seres a los que cobijaban intentaban huir del exterminio sin entender que estaba ocurriendo, también gritaban, pedían comprensión, pero el ser exterminador no los escuchaba, tal vez era el ruido producido por su maquina, o tal vez se había olvidado de escuchar y estaba encerrado en una cárcel de carne y de huesos, tal vez su alma se había perdido en el camino, pero pensar aquello era pensar en un monstruo y nadie en el bosque podía entender que era eso.


La muerte era algo que todos lograban comprender, no le tenían miedo a está, pero ver a un árbol morir sin permanecer en pie, era escalofriante, horrorizaba al mas valiente, hacia suplicar al mas orgulloso y hacia que llorase el mas insensible. Además ante ellos estaba un ser sordo y ciego, un ser que no entendía, un animal al que no comprendían, pocas veces lo habían visto, y aunque habían escuchado los mensajes que el viento traía anunciando una invasión, la belleza de cada día opacaba cualquier sentimiento contrario a la paz que pudiera haber germinado en aquel inmenso bosque.


Me acercaba a cumplir con mi trabajo, era ilegal y lo sabia, pero también sabia que la tala iba a ocurrir en relativa paz, las autoridades estaban informadas y las condiciones ya se habían pactado, en aquella espesura del amazonas sentía que miles de ojos estaban puestos en mi y en mis compañeros, pero ya estábamos acostumbrados a esa sensación y el pago era tan bueno… teníamos miedo cada vez que salíamos a cumplir con nuestra labor, aquel que diga que un árbol no sangra miente, aquel que diga que un árbol no llora, jamás ha asesinado a uno.


La majestuosidad de la selva era escalofriante, parecía como si el bosque entero nos ordenara que nos detuviéramos, ninguno comentó nada, aquella idea era ridícula y sabíamos que era producto de nuestra imaginación, nuestra mente se alteraba con el clima tropical y los olores de la noche, y la sensación de movimiento de los arboles a lo mejor se debía a la oscuridad, nos hacia ver las formas difusas y mas hermosas de lo que en verdad eran. Plata necesitaba mi familia que moría de hambre, el pago que nos prometían no lo podía desperdiciar, estaba terminando de pagar mi casa, ver la sonrisa de mis hijos no tenia precio, poder verlos sin apetito era una alegría que nada en el mundo me iba a quitar, ni si quiera el amazonas con toda su belleza.


Un hombre se sentaba en un fino mueble a descansar, aquel día había tenido que dar mucho dinero, más del que acostumbraba, pero estaba seguro que aquella madera iba a viajar por el mundo llenándolo de ganancias, la publicidad que le se estaba realizando a los futuros muebles lanzados por su compañía era de las mejores, la fiebre de la compra pronto empezaría y los ingresos aumentarían, sus ganancias aumentarían rápidamente, preciado dinero, pensar que algunos no lo tenían… “La naturaleza premia al mas fuerte y deja que los débiles mueran en el camino” repetía las palabras de Rockefeller para quitarse de encima la carga de la moral.



Chía soltó un llanto, la madre luna no entendía que había ocurrido con los pueblos que un día la amaron, un lago se oscureció, la sangre empezó a brotar, la batalla estaba llegando a su fin, y pronto ya no podría observar más, le hubieses gustado desviar la mirada a otro lugar, pero no podía, colgaba del cielo y observaba aquella matanza y muchas otras a la vez, sin entender en que momento el hombre olvido oír, en que momento la raza que mas amaba se había sembrado en el odiar.



Era momento de alumbrar, llenar de vida aquel hermoso lugar, Sue desplego su fuerza y el horizonte pronto se alumbro, estaba amaneciendo, la noche había llegado a su fin, pero cuando pudo observar, hubiese preferido no hacerlo, una batalla, una guerra de las mas fuertes que había visto jamás, a sus pies, solo cadáveres, los animales lloraban y huían sin rumbo intentándose refugiar, huir lejos de aquellos hijos de Sue, aquellos que habían perdido la razón cuando un pedazo de sol en la tierra encontraron y lo confundieron con un metal, al que llamaron Oro.
Ningún noticiero lo reportó, en las revistas en todas apareció, la nueva colección, que la gran compañía anoche lanzo, muebles hermosos, maderas geniales para decorar el hogar de muchos, ahora todos los quieren, un mueble de esta marca en ninguna casa faltara: la marca de la destrucción.

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